Monotonía.
Será la vuelta a la rutina.
Ruina.
Volver a sentarse en una silla, delante de una mesa, leyendo unos papeles escritos con cosas que comprendes, pero que ahora no quieres entender.
Porque lo primero es destruir los demonios que dicen que lo haces bien y te mienten. Pero no hay tiempo.
No avanzas y tampoco retrocedes. Estás estancado.
Ignoras qué hora es, cuánto tiempo ha pasado y cuánto queda para que acabe el día.
Será rutina.
Será que ya nada conmueve. Y, para todo, media sonrisa torcida.
¿Qué son 12 meses sino un año más?