Has conseguido llegar a mí. Desde dentro.
Y no te vas. No quiero que te vayas.
Pero tampoco quiero continuar sabiendo que ya no me conoces.
Y no voy a matar tus abrazos, a pesar de todas las veces que me han matado tus silencios.
Has rodeado mi corazón con tus espinas. Y nadie me dijo que las Amapolas tuvieran espinas. Nadie me dijo que el dolor que causan fuera tan dulce.
Nadie me dijo que acabaría rompiendo la promesa que me hice sobre no volver a escribir tu "nombre".
El problema es que, si quiero avanzar, no puedo.
No quiero avanzar y olvidarte, aunque sé de sobra que no lo haré. Pero.
Me gustaría darlo todo y que, por una vez, hiciesen lo mismo por mí.
Quiero, por una puta vez, no estar jodida y malgastando lágrimas.
Sólo por una vez.
En fin.
Escribo esto porque se supone que podría ayudar a desahogarme. Yo, que me hubiese ahogado en tu boca encantada.
Pero creo que ya no siento nada. Sí.
Creo que eras mi musa. Y te he matado.
Y ya no quiero sentir nada. No por ahora. O sí, pero poco a poco. Lentamente.
De momento esperaré un rato, por si dejas caer al suelo mis pedazos, sujetos por tus manos.
Esperaré un rato, porque me ha dolido quererte.
Y creo que el hacerlo me ha matado.
Creo que me has matado.