Fuiste egoísta a rabiar,
y no soy capaz de odiarte
al fin y al cabo, todo es por mi culpa ¿no?
me has preparado con tanta ansia para este momento,
que quizás pensaste que ahora sería más fácil,
igual has hecho lo mismo tantas veces
para que me acostumbre al vacío,
pero no lo has conseguido.
Inconscientemente te di hasta agosto,
es cómico
que sea entonces cuando se decide
si el adiós es eterno,
o era sólo una pausa,
cuando justo un año antes nos andábamos besando
por cada rincón de la ciudad,
cuando justo un año antes nos decíamos
lo enamorados que estábamos.
Que pena me da que te aferres a amarme,
porque yo ya no puedo y te pierdo.
Que pena me da que me hagas ausentarme,
porque yo no quiero y te pierdo.

Abre más los ojos,
niña,
no vayas a caerte,
¿no ves lo que estás pisando?
hay un cuerpo inerte.

Silencio,
que no se enteren
los de arriba,
no vaya a ser que te maten
y algo nuevo se prohíba.


Muerta
de asco por tus palabras, 
de miedo por lo que venga, 
no me aseguras nada. 

Hay tantas cosas por delante, 
que no soy capaz de ver
y estoy segura que tu no vas a mostrarme, 
a pesar de correr más rápido que yo.

Me envuelves en risas 
y me olvido
pero todo sigue ahí
el pavor permanece.

Algo me dice que vas a marcharte, 
que vas a dejarme,
o que será cosa mía 
y yo lo estropee

Pero, ¿sabes?
siempre ocurre así, 
se van o me voy,
no aprendo.

No aprendo y no me doy cuenta de nada.